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Web EL NOMBRE DE SU DOMINIO

Thursday, August 25, 2005

A la cena 21 gramos...


Era de noche y por algunos segundos solo nos acompañaba como sonido de fondo algo de música de una estación de radio local y así a un son rítmico y ameno de rock & roll contemporáneo los acordes y voces de marroon 5, evancescense, Tom Petty & The hearbreakers ( etcétera) se fueron sucediendo entre uno que otro sorbete y un monótono sonido de servicios la ocasión era una cena con amigos en la que las oficiaba de anfitriona y como tal también de chef, ¿el menú elegido? me decidí por platos alemanes donde el asado alemán fue el invitado de honor, la razón? Quizás nostalgia un digno intento de emular en parte los sabores de la cocina de mi Madre. La conciencia del término del ciclo de mis días en otro aire bajo otro cielo-entre mares- me impulsa cada vez con mayor frecuencia a adelantar el vuelo y regresar a sus brazos, la comida parece cobrar dotes mágicas entre cada bocado me parece sentir su aroma, su calor, su candor, la textura se asemeja a su perfil, a su presencia acogedora y ese gusto sabroso que queda en el paladar a su amor y caricias , de verdad que la extraño, realmente la necesito pienso mientras un “alcanzame la sal” me distrae mas no totalmente, la cena avanza y mi viaje también.

Estoy en la cocina y tengo los platos de postre ordenados frente a mí, mientras voy componiendo lo que será el “broche de oro” las medidas de helado de vainilla, frutillas al licor y crema chantilly emergen con una gracia picara y sutil en un todo desafiante a cada uno, ya en la mesa la conversación se hace mas fluida, alguien se levanta enciende el TV, HBO y 21 gramos, la película dirigida por Alejandro Gonzáles Iñárritu. Ya casi termina, doy por hecho que todos ya la han visto, certeza que descarto al ver la atención al desenlace final, pregunto entonces con una ingenuidad casi pueril “ todos la han visto”, me encuentro con la sorpresa que solo yo respondo afirmativamente a la contra pregunta de rigor, Exclamo con sorpresa ¡ De verdad no la han visto?! Las miradas y el silencio correspondiente evitan una situación redundante e incomoda. Entonces un tanto conmovida por el hecho de que se han perdido lo que es a mi juicio “una carga de 21 gramos de genialidad sobre una línea narrativa inexistente como tal por la constante coyuntura en el relato, Iñárritu, no solo no da tregua al espectador, sino que compone una sucesión de escenas sencillamente “Memorables” , de aquellas que evocan un cine de “profundo calado”, que nos deja huella, “ un Gran Cine”.

Resumo en una pequeña historia El delirio majestuoso que comparten: Sean Penn ( Paul), Benicio Del Toro (Jack Jordan) y Naomi Watts ( Christinna) haciendo especial énfasis en el porque del titulo y la temática central, sin quererlo me adentro en terrenos metafísicos y teológicos., justo cuando doy un giro de tuerca al borde de finalizar el relato, el mas joven de mis invitados: Christoffer comienza a debatir sobre lo dicho como si este hubiese sido una disertación sobre un punto de vista personal y no el resumen de un film,. La conversación se enciende y de pronto me veo rebatiendo a un niño de 18 años, entonces me doy mi espacio, mi tiempo y decido bajarle el tono a la discusión y tratarlo con comprensión casi materna el parece captar la idea y me lanza una interrogante existencial tras otra, yo contesto de forma casi automática al mismo tiempo pienso “ vaya que hago yo aquí contestando sobre temas que en realidad nadie puede abordar con seguridad total”, sin embargo el arrojo y la imprudencia de mi adolescente interlocutor me motivan a seguir corrigiéndolo, en este momento me sorprende con sentencias severas como : “ Porque es viable la ley de la causalidad? Si yo llego y mato a un tipo x porque esto eventualmente va a recaer sobre mi? Si es un asunto de todos los días, todo el mundo lo hace…”, en ese momento me golpea “la diferencia generacional” y casi con escozor y un tanto de pavor imagino que ese es el pensamiento común y general entre los adolescentes de hoy, un escalofrió me recorre de pies a cabeza., aprovecho una pausa para ingerir otro tanto de frutillas, ocasión en que como un relámpago los rostros de los protagonistas de la cinta se suceden uno tras otro en distintas secuencias como flashes, como si intentaran recordarme algo es en ese segundo cuando repaso mi síntesis de la película :

“El profesor universitario Paul Rivers (Sean Penn) y su esposa Mary (Charlotte Gainsbourg) ven cómo su relación se balancea entre la vida y la muerte. Él está mortalmente enfermo y espera un transplante de corazón, mientras que ella quiere concebir un hijo suyo por medio de la inseminación artificial. Olvidado su turbulento pasado, Christina Peck (Naomi Watts) tiene una vida familiar llena de esperanza y alegría: tiene a su hermana Claudia (Clea DuVall), a su marido Michael (Danny Huston) y a sus dos hijitas. De extracción social mucho más modesta, el ex convicto y ahora firme creyente Jack Jordan (Benicio Del Toro) y su mujer Marianne (Melissa Leo) luchan por sacar adelante a sus dos hijos. Un trágico accidente hace que las vidas de estas tres parejas entren en una misma órbita y obliga a Paul a afrontar su mortalidad, pone a prueba la fe de Jack, y hace que Christina se mueva para arreglar su presente y quizá su futuro. El equilibrio espiritual de cada uno de ellos puede resultar muy costoso para los demás. Pero ninguno de ellos pierde la voluntad de vivir y el instinto de apoyarse en otra persona.”
Enumero: Vida, Fe, Mortalidad. …una sonrisa aparece radiante en mi rostro, la luz del entendimiento sobrevuela mis ideas y dispersa la niebla. En realidad todo esta como y donde debe estar escucho a mi inconsciente murmurar: Mientras Chriss prosigue su búsqueda en el camino de la vida, yo trabajo en pulir mi espiritualidad y nutrir mi Fe, la cena ya casi acabo pero antes un brindis y un propósito: seguir semana a semana reuniéndonos entre platos, películas, conversación, nostalgia, euforia y evocaciones para aprender a develar y eventualmente alcanzar la esquiva y lúdica “ Confianza”.
Me despido, , levanto la mesa, ordeno y al apagar las luces la próxima cita motiva ya no solo mi apetito.
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